Día perdido número 1
No saber de ti es como plantar, solemnemente, la bandera de tu rey en una playa de arena blanca en terra incognita, después de navegar seis meses por el Atlántico a merced de galernas, tornados, ratas y pulgas, y llegar piojoso y famélico para descubrir, tras la fronda de los cocoteros, un complejo hotelero con piscina y spa y sin habitaciones libres.
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